En los ámbitos económicos donde están en juego intereses materiales, se desencadenan luchas de poder y existen ambiciones desmedidas no se suele perdonar las debilidades de un emprendedor.
Todo emprendedor suele tener un punto débil –llamado debilidad en el emprendedurismo– que lo hace flaquear ante los problemas o le impide resolver adecuadamente determinadas situaciones. Los miedos, inseguridades, falta de capacitación, desconocimiento, desactualización, ausencia de creatividad, insensibilidad o mala memoria son algunas de esas debilidades que pueden convertirse un obstáculo emocional, mental o profesional para lograr un objetivo. Por ese motivo es necesario conocer esos puntos débiles y hacer todo lo posible para superarlos.
Tener una debilidad no es un problema insuperable. Nadie es perfecto ni tiene naturalmente todas las condiciones para enfrentar airosamente los desafíos que depara la vida. Lo importante no pasa por tener muchas o pocas debilidades sino que lo relevante es tener la voluntad de superarlas. Por esa razón, el objetivo de un emprendedor es tener la determinación de reconocer sus carencias y el coraje de superar los puntos débiles que le impiden concretar sus proyectos. Es fundamental que aprenda a erradicar y superar esas limitaciones que le causan estrés, frenan su desarrollo profesional o son aprovechados por el entorno para perjudicarlo. No corregir o aminorar las debilidades no solo amplía las posibilidades de fracaso personal sino que abre un escenario para que muchos intenten hacer un daño.
Ante una carencia o punto débil en su personalidad o profesión un emprendedor no puede hacerse el distraído sino que debe hacer todo lo posible para corregirlo o superarlo. Lograr ese objetivo le dará seguridad personal, le permitirá gestionar con mayor eficacia y evitara los embates negativos de sus competidores o quienes busquen perjudicarlo.
No se puede desconocer que en los ámbitos económicos siempre hay quienes están agazapados para aprovechar las debilidades y vulnerabilidades de aquellos que quieren sacar del mercado o compiten detrás de un mismo objetivo. Por lo tanto un emprendedor no puede exponer sus debilidades para convertirse en blanco fácil de aquellos que no dudan en aprovechar cualquier rendija de vulnerabilidad para dañar u obtener un beneficio.
Es evidente que un empresario no pasa desapercibido por la posición que ocupa en la empresa y en la sociedad. Tampoco sus acciones son indiferentes para el entorno sino que por el contrario son objeto de constante observación por parte de empleados, competidores, consumidores y grupos sociales con los que interactúa. El entorno no deja un instante de observar y evaluar su conducta, sea para admirarla o criticarla. Esa valoración externa condiciona a todo emprendedor a no cometer errores y a evitar exponer sus debilidades para que no sean aprovechadas para dañarlo. Si permite que sus debilidades se expongan públicamente serán rápidamente detectadas y aprovechadas por quienes quieren denostarlo, criticarlo o destruirlo.
Es importante que los puntos débiles y limitaciones de un emprendedor no trasciendan porque, tarde o temprano, esas debilidades lo hará vulnerable ante sus adversarios o enemigos.
Cuando los puntos débiles salen a luz los inescrupulosos y envidiosos se aprovechan para obtener beneficios o perjudicar. Esas debilidades se convierten en el talón de Aquiles del empresario al que todos los mal intencionados apuntaran sus fechas para dañar.
En los ámbitos económicos no se suelen perdonar las debilidades de un empresario. Las luchas de poder, la competencia o la intención de dominar un sector de la economía hacen que muchos de los que participan en el mercado quieran sacar ventaja de las debilidades de las competencia o adversarios para superarlos o destruirlos. Por tal motivo, es muy importante que durante la gestión empresarial se evite –en la medida de lo posible– exteriorizar las debilidades.
Un emprendedor debe protegerse del daño que le puede causar el entorno a partir de sus debilidades. Con ese propósito debe ser cauto y mesurado al comentar a sus amigos o círculo íntimo cuáles son sus carencias y debilidades. Debe ser reservado y tener cuidado con la lengua porque los enemigos o competidores siempre están al acecho para sacar alguna ventaja de sus debilidades. Hablar demasiado y dejar trascender los puntos débiles personales o de la empresa abre puertas que lo pueden perjudicar.
No hay duda que desde una posición ética aprovecharse de las debilidades de una persona es absolutamente repudiable y cuestionable. Sin embargo esa queja no suele tener la misma dimensión en los es ámbitos económicos y laborales donde existen luchas de poder y están en juego intereses materiales. En esos ámbitos es habitual que los empleados, clientes, proveedores o sindicatos quieran sacar alguna ventaja a partir de los puntos débiles que tengan los responsables de una empresa. Por lo tanto, lo recomendable para un emprendedor es evitar que trasciendan sus debilidades para que nadie pueda aprovecharse.
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