Ningún emprendedor puede mover montañas y alcanzar el podio del éxito sin amigos, familiares, pareja y compañeros que lo contengan, estimulen, escuchen y lo ayuden a superar adversidades.

Emprender es una tarea ardua, compleja y estresante porque suele estar plagada de adversidades y conflictos que generan desánimo, frustración, miedo y desazón. Por tal motivo, es importante tener la contención afectiva y comprensiva del entorno familiar, la pareja y los amigos para no quebrarse o abatirse anímicamente. Si a los problemas materiales y tensiones que resultan de llevar adelante un emprendimiento se le suma la crítica destructiva, la falta de apoyo y la ausencia de contención de los seres queridos la concreción de los objetivos empresariales se hace más difícil de lograr. 
Un emprendedor por más racional y equilibrado que sea no puede evitar ser herido emocionalmente por los múltiples factores que confluyen en un proceso económico. Muchas veces esos embates de la realidad los puede superar por sí solo, pero en la mayoría de las ocasiones necesita la contención de sus afectos para poder asimilarlos sin que le dejen secuelas negativas. Un abrazo sincero, ser escuchado, recibir buenos consejos, que lo apoyen en sus proyectos o lo animen a no bajar los brazos suelen ser un potente estímulo para no caer abatido por las presiones y problemas que implica gestionar un emprendimiento. Sin lugar a dudas que el amor, la solidaridad, la comprensión y el afecto del entorno afectivo son muy importantes en los momentos difíciles. 
Es sabido que los emprendedores forjan su carácter a partir de la experiencia y los desafíos que ha enfrentado a lo largo de los años. Esa experiencia les genera un temperamento fuerte y una sabiduría muy valiosa para entender el comportamiento de la gente, conocer el mercado, relacionarse con los proveedores y sortear inconvenientes durante el proceso productivo. Sin embargo, esa experiencia no siempre es gratificante o lo colma de felicidad. Muchas veces, sus vivencias están plagadas de fracasos, conflictos y problemas que sólo pueden superarse anímicamente gracias al amor y la contención del entorno. De allí que sea tan importante que un emprendedor no actúe en soledad, quiera enfrentar todos los desafíos sin ayuda o cargue sobre sus espaldas todos los problemas. Nadie puede mover montañas y alcanzar el podio del éxito en soledad. En determinados momentos, todos los emprendedores necesitan contención y apuntalamiento de otros para lograr sus objetivos. Por ese motivo, lo aconsejable es que se rodee de amigos, familiares o compañeros honestos que lo estimulen, escuchen y contengan para superar adversidades. Amigos que estén a su lado para curar heridas y ayudarlo a recobrar las energías después de una batalla. No hay duda que el entorno afectivo es muy valioso en los momentos de zozobra, dudas, temores y frustraciones. 
No solamente es necesario que un gestor de empresa esté acompañado por los afectos sino que es igualmente relevante no rodearse de gente negativa, tóxica, codiciosa, sin ética o interesada. Las traiciones, la crítica destructiva, las conspiraciones, las malas energías y la falta de colaboración también lastiman los sentimientos y quitan la energía necesaria para superar los problemas de gestión. Un emprendedor necesita rodearse de gente positiva que le brinde afecto y lo apoye en sus momentos difíciles. Gente honesta y sincera que no se acerque sólo por interés y desaparezca cuando surgen los problemas. 
Todo emprendedor debe ser consciente que al llevar adelante una actividad económica los sentimientos y estado de ánimo son relevantes porque las emociones positivas son lo que lo apuntalan ante situaciones frustrantes. Por esa razón, es importante rodearse de seres queridos que le brinden contención en los momentos difíciles. No tener apoyo o ser cuestionado por su entorno afectivo afecta indefectiblemente el estado de ánimo y corroe la carga energética que se necesita para llevar adelante un emprendimiento. Si no tiene contención afectiva en los momentos de crisis un emprendedor se hace más vulnerable ante la adversidad.