Ernesto Sandler
EMPRENDER Octubre 2024

El mejor y el peor escenario económico


Al proyectar actividades se debe evaluar el peor y el mejor escenario económico para analizar tanto los riesgos como las oportunidades que se pueden presentar en el futuro.

Para aminorar la incidencia de los riesgos y tener en cuenta las posibles oportunidades que pudieran presentarse al emprender un negocio es importante prever cómo puede darse el escenario económico en el futuro. Si bien es cierto que nadie tiene la bola de cristal para conocer de manera certera cuáles serán las contingencias, imprevistos, adversidades y oportunidades que pueden presentarse en el futuro esto no implica que sea imposible analizar que puede acontecer en el corto y mediano plazo. Esas proyecciones y pronósticos estarán sustentadas en cálculos racionales, estadísticas, análisis macroeconómicos y estudios de mercado, a lo cual hay que sumarle la experiencia, la imaginación y la intuición de lo que puede suceder.
Realizar proyecciones en base a la información de las variables que intervienen en el mercado y su posible evolución es muy importante porque ayuda a evaluar la competencia, el comportamiento de los consumidores o las políticas públicas que interfieren –para bien o para mal– sobre la futura actividad a realizar. También es cierto que ese análisis –por exhaustivo que sea– no puede evitar que se cometan errores de apreciación, equivocaciones en los cálculos, surjan imponderables o no se prevean oportunidades que pueden cambiar el giro del negocio. El libre albedrío, la movilidad social, los cambios económicos y las fuerzas de la naturaleza pueden generar imprevistos que algunas veces hace ganar millones de dólares y otras veces llevar la empresa a la quiebra. Sin embargo, a pesar de los flancos débiles que puede tener todo análisis sobre el futuro no hay duda que todo emprendedor tendrá mejores resultados económicos si al proyectar su plan de negocio tiene presente cual puede ser el peor y el mejor escenario que puede darse en el futuro. A partir de esas dos opciones podrá orientar sus mejor sus decisiones al tener en cuenta cuales son las peores condiciones que se pueden presentar y cuales las más optimas. Esta visualización dual no solo es útil porque permite pronosticar que puede acontecer en el mercado sino que también ayuda a prever cuales son las herramientas operativas que hay que tener a disposición para aminorar las contingencias y aprovechar las oportunidades de negocio.
Al conjeturar sobre los peores y mejores escenarios es necesario que el emprendedor lo haga con el mayor nivel de objetividad y realismo posible. No es correcto proyectar los escenarios futuros ni evaluar los resultados de los planes en función de los deseos íntimos o las ganas del emprendedor. Proyectar los posibles escenarios futuros de acuerdo a lo que se desea indefectiblemente tenderá a desvirtuar la realidad y aumentará los márgenes de error de los pronósticos. La subjetividad y las emociones, sino pasan por el tamiz de la racionalidad y el análisis objetivo, suelen ser traicioneras porque muestran una realidad que no existe. Las ganas de lograr ciertos objetivos no deben empañar el juicio de un emprendedor. Por más apremios o sueños que tenga jamás debe analizar y visualizar subjetivamente el futuro para acomodarlo a sus necesidades o deseos.

Mientras más objetivo y certero sea el análisis sobre los posibles escenarios que pueden presentarse en el futuro mejor preparado estará el emprendedor para planificar sus metas, seleccionar recursos, prever herramientas de superación y lograr sus objetivos.

Un emprendedor al proyectar cuales pueden ser los escenarios futuros no debe ser objetivo para evitar ser fantasioso, super optimista o pesimista. Debe tratar que las emociones no nublen su perspectiva y mirada hacia el futuro imaginado escenarios económicos que no existen. No debe sumergirse en una euforia o pesimismo sin sustento que le impida visualizar de manera objetiva y ecuánime lo que puede suceder. Analizar objetivamente los posibles escenarios le permitirá tener en cuenta las dificultades que pueden ocurrir a fin de prever las herramientas necesarias para superar los problemas y, al mismo tiempo, una mirada positiva hacia el futuro lo llevara a estar alerta para aprovechar las oportunidades que pudieran presentarse.
La mayoría de los emprendedores son optimistas y están motivados por pensamientos positivos. Por esa razón, la posibilidad de que surjan problemas no le generan pensamientos agoreros. Saben que es imposible prosperar sin arriesgarse e innovar. Son conscientes que alcanzar el éxito implica asumir riesgos por lo que están dispuestos a enfrentarlos para progresar. Los emprendedores al saber que su actividad es una actividad de riesgo suelen ser precavidos, mesurados y pacientes cuando tienen que serlo. Lo único que no hacen es acobardarse y dejar de emprender ante la posibilidad que surjan contingencias.
Aunque todo emprendedor se motiva, apasiona y entusiasma por las proyecciones del mejor escenario económico, no debe dejar de proyectar cual puede ser la peor situación que le pudiera suceder. Estar prevenido de los posibles problemas le permite generar herramientas para enfrentar las adversidades y diseñar caminos para salir lo mejor posible del atolladero que resulte de cumplirse los malos pronósticos.
Tener en cuenta el peor escenario no significa ser pesimista. Los emprendedores pesimistas no analizan el futuro de forma objetiva ni piensan que existen alternativas para superar los riesgos. Los pesimistas están dominados por pensamientos negativos que los predisponen a ver todo mal. Imaginan un futuro plagado de contingencias, riesgos, fracasos y pérdidas económicas. Ese pesimismo los paraliza, atemoriza y desanima a emprender desafíos. Los pesimistas no solo perciben solo el peor escenario sino que lo sobredimensionan para no emprender.
Proyectar una actividad de acuerdo al peor y mejor escenario es una método muy útil y necesario que todo emprendedor debe realizar antes de iniciar una actividad. Analizar cómo pueden ser los escenarios futuros ayuda a quitar miedos, desechar proyectos inconducentes y apalancar el entusiasmo cuando hay buenas perspectivas de éxito. Sin embargo, tener presente ese escenario dual no es suficiente, porque nadie es un mago para conocer todo lo que puede suceder en el futuro. Por lo tanto, más allá de la proyección de los posibles escenarios que puedan sucederse, es fundamental que el responsable del emprendimiento constantemente este supervisando y analizando el contexto para aminorar los riesgos y aprovechar las oportunidades que generen beneficios. Quedarse aferrado a los pronósticos y no tener la flexibilidad para adaptarse a escenarios no previstos lleva inexorablemente al fracaso o a perder oportunidades que otros pueden aprovechar.

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