La intuición es sumamente valiosa para los emprendedores porque suele ser una brújula que los orienta cuando tienen dudas o cuando las elucubraciones racionales no lo satisfacen.
La intuición no es un don especial que algunas personas tienen porque fueron bendecidas por un ángel celestial o porque su nacimiento coincidió con una confluencia astral que le permitió acceder a visiones que otros no tienen. Tampoco es una farsa o una fantasía popular. La intuición existe y está presente en la gran mayoría de las personas porque forma parte de la naturaleza humana. La intuición es resultado de sensaciones generadas e impulsadas por la inteligencia emocional que se nutre de experiencias del pasado que afloran en el presente en forma de sensaciones, imágenes, pensamientos o señales. Es una sensación que para muchos es difícil de explicar racionalmente; tan difícil de explicar cómo dilucidar porque nos enamoramos de ciertas personas y no de otras.
La intuición no es consecuencia de elucubraciones racionales que son realizadas intencionalmente. La intuición es una información sensitiva que aparece en la mente de manera imprevista, no buscada y sin una construcción racional previa. Son presentimientos, anuncios, premoniciones o alertas que dan información sobre hechos que ya han sucedido o que pueden suceder en el futuro. Son señales que aparecen sin previo aviso generando vivencias o sensaciones con el propósito de alertar, prevenir, impulsar ideas o pronosticar acontecimientos. Muchas veces las señales sensitivas se manifiestan previamente en las manos, en el estómago o en otras partes del cuerpo debido a que no existe una sola forma en que la intuición se manifiesta ya que depende de cada persona y de las razones que disparen esas señales intuitivas.
Muchas personas, incluidos los emprendedores, al no poder encontrar explicaciones racionales a la intuición suelen mirar con recelo sus señales, las rechazan y no le prestan atención.
Los que rechazan la existencia de la intuición desconocen que la neurociencia ha revelado su existencia. Han comprobado que la intuición es resultado del trabajo de millones de neuronas que reaccionan ante ciertos patrones dando señales de alerta o anunciando lo que puede suceder si se toman determinadas decisiones. Es cierto que todavía la neurociencia está en una etapa de investigación y no ha llegado a conclusiones definitivas sobre el fenómeno intuitivo. Sin embargo, ha realizado significativos avances que demuestran que la intuición es un reflujo de percepciones vivenciales experimentadas del pasado que han quedado guardas en la mente y que se manifiestan con diferentes tipos de señales cuando se presentan situaciones iguales o similares.
Gran parte de los economistas, a pesar de las conclusiones aportadas por la ciencia neuronal, tienen una mirada escéptica y negativa hacia la intuición. Sostienen que no debe ser tenida en cuenta al tomar decisiones empresariales porque es una sensación imprecisa, difícil de verificar, subjetiva y que muchas veces no acierta con lo pronosticado. Por lo tanto consideran un grave error que un emprendedor guíe su gestión por estímulos emocionales, señales intuitivas o corazonadas. Prefieren que las conductas empresariales estén ceñidas a la razón y a los conocimientos que brinda la ciencia económica por lo que deben descartar todo tipo de sensaciones, percepciones o señales no racionales. Consejo que no comparten muchos emprendedores exitosos que han manifestado –en sus biografías o exposiciones públicas– que algún momento de su gestión han tenido corazonadas o señales intuitivas que les permitieron lograr éxitos, evitar fracasos o le aportaron ideas creativas.
Es una realidad que muchos empresarios consideran que tener en cuenta las señales intuitivas es muy valioso para la gestión. Algunos han manifestado que recibieron señales intuitivas cuando alguien estaba mintiendo o los alertaron cuando un negocio tenía un futuro poco confiable. Otros han expresado que muchas veces la intuición les señaló cuál era la mejor opción cuando se presentaron dos alternativas de negocio diferentes. Para otros las señales intuitivas se manifestaron como una alarma que les reveló un peligro que la razón no percibió o no tuvo en cuenta.
Un alto porcentaje de empresarios consideran que la intuición les ha funcionado como una brújula que les marcó el norte ante una encrucijada sin aparente salida o les mostró oportunidades de negocio que la mente no había percibido.
Muchos empresarios han expresado que la intuición les ha sido útil para detectar personalidades poco trasparentes que ocultan la verdad mientras que para otros sostienen que la intuición suele ser una fuente de inspiración para lograr objetivos que la razón no percibe. Por las razones expuestas son muchos los que no descalifican las señales intuitivas sino que las tienen presentes a pesar que hay quienes niegan que las corazonadas existan.
Llegado a este punto cabe aclarar que no pueden desconocer que la intuición no es una herramienta certera ni exacta ya que tiene flancos débiles. Si bien la intuición existe, también es cierto que no siempre sus señales son claras, confiables ni brindan una información veraz. Al ser una revelación sensitiva, que las neuronas proponen de acuerdo a percepciones, emociones y experiencias del pasado sus señales pueden dar información equivocada. Por este motivo no se puede confiar ciegamente en las corazonadas ni deben ser aceptadas sin ningún tipo de reparo. Las señales intuitivas no brindan una información inapelable. Al ser reflujos de experiencias y sensaciones vivenciales pueden ser imperfectas o erróneas. Esto obliga a corroborar, chequear, analizar, comprobar y asegurarse sobre los mensajes intuitivos. Las señales intuitivas no deben ser su única fuente de información al momento de tomar decisiones sino que es necesario corroborar su veracidad apelando a otras herramientas que brinda el conocimiento y la razón.
Es comprensible que la dificultad de corroborar a priori la certeza de las señales intuitivas determina que la gente en general –incluidos los emprendedores– desconfíen de la información que ofrecen las corazonadas o señales intuitivas. Tienen miedo a que los induzca a tomar decisiones que le generen daños o malos negocios. Tienen temor a interpretar erróneamente las corazonadas y equivocarse en las decisiones de gestión por seguir una señal que puede ser errónea o difusa. Se sabe que las señales intuitivas pueden ser inexactas. Por este motivo, es atinado no confiar ciegamente en las corazonadas ni en la interpretación que hacemos sobre ellas. Hay que ser cauteloso y tomar las prevenciones necesarias para no cometer errores al guiarse por sus mensajes.
Cada emprendedor deberá decidir por sí mismo si tiene en cuenta las señales intuitivas o las deja pasar. Lo único que tiene vedado es tener prejuicios sobre la intuición y cancelar sus radares sensitivos cuando perciben señales de peligro u oportunidades de negocio. Si bien es correcto que un emprendedor sea precavido ante esas percepciones intuitivas no debe tener miedo a tenerlas presentes y escucharlas. No debe bloquear ni desacreditar a priori a la intuición porque su información no surgió de una elucubración racional. En lugar de ser temeroso y no escuchar lo que le dicen sus corazonadas debe abrir su mente y estar predispuesto a corroborarlas porque pueden ser una herramienta valiosa para tomar decisiones que le eviten peligros o le abran puertas de oportunidades exitosas.
https://mail.heraclito.com.ar/post.php?post=215
contact0