Ernesto Sandler
EMPRENDER Noviembre 2024

El punto flojo de la economía


La economía no puede experimentar sus postulados y predicciones en un laboratorio como ocurre con las ciencias naturales por lo cual no puede corroborar ni asegurar que sus enunciados sean certeros y exactos.

La experiencia, propia o ajena, es un referente importante para proyectar actividades económicas. Es una valiosa guía que los emprendedores suelen utilizar para evitar repetir los mismos errores del pasado. Sin embargo, la experiencia no siempre es un referente seguro porque los hechos económicos no se reiteran ni repiten de manera similar ante iguales circunstancias. Esto se debe a que las conductas sociales se encuentran en constante cambio lo mismo que las relaciones de producción por lo que las situaciones del pasado pueden no repetirse en el futuro. Lo que ayer reportó grandes utilidades hoy puede arrojar resultados negativos. Lo que en el pasado puede haber conducido al fracaso en el futuro puede conducir al éxito.
Son justamente los cambios constantes de las conductas sociales y del contexto económico lo que obliga a un emprendedor a no limitarse a su experiencia al momento de trazar sus planes. Necesita complementar ese conocimiento vivencial con otras herramientas como la Inteligencia Artificial, la tecnología o asesores idóneos que lo ayuden a prever o entender qué puede acontecer en el futuro a fin de realizar una planificación que le permita lograr determinados objetivos.
Entre las herramientas que utilizan los emprendedores para analizar el mercado y lo que puede acontecer en el futuro tienen un papel importante las Teorías Económicas formuladas por prestigiosos economistas. Estas Teorías pueden ser muy útiles para el gestor de una empresa porque describen la realidad económica, analizan los comportamientos sociales, los factores que atentan contra la producción, predicen hechos que pueden darse en el futuro y proponen acciones a seguir para lograr determinadas metas. A partir de esas múltiples referencias y pronósticos los empresarios pueden aumentar su conocimiento para evitar riesgos, conocer el contexto externo e implementar actividades destinadas a obtener un beneficio. Sin embargo, no siempre las Teorías Económicas son buen punto de apoyo o guía para emprender dado que cada Teoría suele describir la realidad de manera diferente, proponer herramientas antagónicas para lograr objetivos similares o predecir distintos escenarios para el futuro, entre una gran diversidad de matices.
La razón por la cual las Teorías Económicas se contradicen, son antagónicas o erróneas en sus predicciones se debe a diferentes circunstancias. Sin embargo, la principal es que la economía –como toda ciencia social– tiene dificultades para desarrollar postulados certeros porque su objeto de estudio son las conductas humanas que lejos de repetir los mismos patrones de comportamiento los cambian de manera permanente. Sea por el libre albedrio, la búsqueda constante de nuevas alternativas para satisfacer sus necesidades o por la impronta cultural de cada comunidad, el hecho es que las personas no suelen repetir la mayoría de sus conductas sociales a través del tiempo.

La historia nos muestra que las conductas de las personas son cambiantes, erráticas y normalmente impredecibles por lo que es muy difícil planificar y predecir los comportamientos de los agentes económicos.

El cambio constante de las conductas individuales y sociales –acelerado de manera vertiginosa en la última centuria– determina que sea muy difícil encontrar patrones económicos que se repitan de manera regular. Esta movilidad y variabilidad del comportamiento humano es un obstáculo para describir acertadamente la realidad y pronosticar como actuarán los partícipes del mercado en el futuro.
La incertidumbre y falta de certeza sobre cómo se comportarán los agentes económicos en el mercado representa una gran dificultad para planificar una actividad económica. Es un grave inconveniente porque la ciencia económica no puede garantizar que sus postulados, leyes, tendencias o predicciones se habrán de cumplir. No lo puede hacer porque la ciencia económica no puede corroborar la certeza de sus propuestas e ideas a través del método experimental como ocurre con las llamadas ciencias naturales que le permitieron un vertiginoso desarrollo. La economía no puede probar en un laboratorio sus postulados y predicciones –como la física o la química¬– con lo cual no puede asegurar que sus enunciados sean certeros y exactos. Solo cuando se aplican operativamente sus postulados a la realidad social es posible conocer su veracidad y exactitud, aunque la mayoría de las veces eso tampoco se logra porque la realidad social, por sus cambios e imprevistos, impiden analizar si las teorías fueron certeras o fallaron por razones que no estaban contempladas en la teoría.
La dificultad de experimentar y corroborar en un laboratorio la veracidad de un postulado económico da como resultado que cada economista no solo es libre de elaborar sus teorías de acuerdo a su concepción ideológica, impronta cultural y valores personales, sino que esas teorías se mantienen vigentes en el tiempo porque no están sujetas al método experimental que permitiría conocer certeramente su veracidad. Aquellas Teorías que al aplicarse a la realidad fracasan o no logran los objetivos prometidos tampoco dejan de tener vigencia porque sus creadores y defensores atribuyen sus errores a factores exógenos que impidieron su implementación correcta.

La dificultad para verificar experimentalmente la certeza de las teorías económicas no implica que deban ser rechazadas y no tenidas en cuenta por un emprendedor.

Si bien ningún postulado teórico garantiza veracidad ni certeza absoluta no quiere decir que sean totalmente inservibles o carezcan de aportes que pueden ser útiles para tomar decisiones empresariales. Muchas Teorías económicas brindan herramientas que ayudan a comprender mejor la realidad y analizar cómo puede ser el futuro. Por lo tanto un emprendedor no debe desechar de cuajo los postulados económicos por su debilidad de no poder garantizar plenamente su veracidad. Es mucho más peligroso actuar de forma improvisada y despojado del conocimiento que aportan algunos teóricos de la economía.
Lo que sí es prudente y recomendable –sabiendo que las teorías económicas no son certeras– es tomar ciertos recaudos antes de seguir ciegamente sus propuestas. Un emprendedor debe tener capacidad crítica, objetividad y sentido común para seleccionar aquellas Teorías que describen mejor su escenario económico y lo pueden guiar de manera más eficiente para lograr sus objetivos. No debe abrazar una teoría por ajustarse mejor a su forma de pensar o porque es la teoría que está en boga en el ámbito empresarial. Cada propuesta teórica debe ser analizada para evaluar si es útil para los objetivos perseguidos. Si la realidad da señales de que las teorías seleccionadas no son consistentes empíricamente con lo que formulan o no están dando los resultados previstos un emprendedor debe estar dispuesto a reformular sus ideas de manera inmediata. Tiene que saber abrir la mente, ser receptivo a las críticas y dudar siempre de las teorías cuando los resultados prometidos no se traducen en hechos.
Un emprendedor no puede actuar como un creyente aferrándose a un dogma teórico que lo puede llevar a la quiebra y la destrucción de sus sueños.
Si la teoría económica que ha tomado como referencia no logra su cometido debe ser abandonada aunque ideológicamente tenga afinidad. Un hacedor de negocios únicamente debe seguir los postulados que lo han llevan al éxito. El dogmatismo económico no es bueno para la gestión empresarial. Cuando el empresario adhiere ciegamente a una teoría deja de ser un buen gestor porque los dogmas impiden ver las señales de la realidad. Los falsos postulados esclavizan su pensamiento y le niegan la posibilidad de conocer otras ideas que pueden ser mejores para concretar sus objetivos.

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