Ernesto Sandler
EMPRENDER Diciembre 2024

Un emprendedor no debe victimizarse


Un emprendedor tiene todo el derecho de quejarse y desahogarse ante una adversidad. Lo que no puede hacer es pasarse el día entero lamentándose de sus problemas y victimizándose por sus padecimientos a fin de eludir sus responsabilidades.

Un gestor de empresa enfrenta permanentemente contingencias, conflictos laborales y desafíos que lo afectan económica, mental y emocionalmente. Lógicamente esas adversidades suelen fastidiarlo, estresarlo o provocarle desbordes emocionales cuando se presentan situaciones extremas. Algunos tienen la capacidad de superar esos momentos de tensión al resolver los problemas que lo aquejan o buscan nuevas opciones que le permitan continuar con su acción emprendedora. Sin embargo, hay muchos empresarios que ante las exigencias, presiones y problemas optan por quejarse y victimizarse. Se lamentan de las dificultades del trabajo que tienen que afrontar, de los empleados que no lo ayudan, de los clientes que critican sus productos o de la competencia que quiere sacarlo del mercado. Tienen siempre a mano una lista de situaciones que le impiden avanzar y que son la causa de sus padecimientos. Son emprendedores que se victimizan de manera permanente para quejarse y atribuir a otros la razón de sus fracasos o problemas.
Esta postura de victimización no debe ser la conducta que debe tener un emprendedor. Como responsable de una organización empresarial no puede hacerse la víctima por un mundo cruel que no lo deja progresar. Un emprendedor debe asumir estoicamente sus tropiezos y caídas, reconocer sus errores, superar adversidades, solucionar los problemas, no doblegarse por las frustraciones y echar la culpa de sus padecimientos a los demás. No puede estar quejándose todo el día de sus problemas ni asumiendo que todos quieren perjudicarlo para justificar su impericia o malos resultados de su gestión. Ante las adversidades debe apretar los dientes y controlar su lengua para no quejarse buscando compasión de su entorno. En lugar de victimizarse debe dedicarse a pensar en las soluciones que le permitan salir del atolladero en que se encuentra. No debe mal gastar sus energías en maldecir a todo el mundo, quejarse de su infortunio y buscar culpables para eludir responsabilidades. Su trabajo es liderar una gestión exitosa, evitar daños y estimular a su equipo a salir adelante ante las adversidades.
Ante sus desaciertos, falta de ideas creativas o incapacidad para obtener logros un emprendedor no puede victimizarse diciendo que el destino está en su contra, que le ponen palos en la rueda y que quieren perjudicarlo. No puede quejarse todo el día de su mala fortuna o que los demás tienen una suerte que él carece. No debe asumir una postura de víctima para ocultar sus falencias o inoperancia para encontrar soluciones adecuadas a los problemas. Al asumir el compromiso de gestionar un negocio tiene que ser consciente que el futuro puede ser venturoso pero también frustrante por no concretar sus proyectos. Por lo tanto, si quiere emprender una actividad tiene que tener la energía, entereza, honestidad y responsabilidad para hacerse cargo tanto de los logros como de los fracasos. Hinchar el pecho ante los éxitos y victimizarse ante los fracasos para buscar la compasión de los demás no es propio de un auténtico emprendedor. Un hacedor de ideas sabe que para concretar un objetivo muchas veces se atraviesan senderos con espinas y que no siempre se obtienen resultados positivos.

Los emprendedores que eligen la postura de la victimización generalmente quieren ocultar su falta de idoneidad para gestionar.

En el ámbito empresarial existen muchos manipuladores que intentan atribuir sus equivocaciones o incapacidad de gestionar a circunstancias externas. Son empresarios que atribuyen sus fracasos a factores que no pueden controlar por lo que no se cansan de repetir que si dependieran exclusivamente de ellos los problemas en su empresa jamás hubieran ocurrido. Por eso se sienten víctimas y no responsables de sus fracasos. Al sostener que sus infortunios dependen de causas externas asumen el papel de víctima para intentar demostrar su inocencia ante la posible mirada crítica de sus empleados o clientes. Con ese propósito apelan a excusas engañosas, mentiras, falsas argumentaciones y a culpar a otros de sus problemas.
Al seleccionar la lista de enemigos o culpables de sus problemas esta clase de emprendedores suelen presentar una larga nómina de responsables. La lista puede incluir a los empleados, los accionistas, el gobierno, los proveedores, los sindicatos, los clientes, el mal tiempo y el asistente que está todo el día con el celular en vez de atender sus obligaciones. También entre los culpables de sus padecimientos se incluye los elevados alquileres que deben pagar, los competidores que trabajan en negro, a los productos chinos que son más baratos, la gran cantidad de días no laborables, los altos precios de las tarifas de los servicios o que la gente no quiere trabajar. Finalmente, en el listado hay un lugar para culpar a la mala fortuna, la envidia, la falta de apoyo familiar, la ausencia de créditos bancarios o que el mundo está patas para arriba porque los jóvenes solo quieren divertirse.
Algunos empresarios no se victimizan solamente para ocultar su falta de idoneidad o para no hacerse cargo de sus errores. Algunos tienen objetivos más espurios y se victimizan con otros fines. Lo hacen con el propósito de engañar a los clientes, proveedores, bancos o empleados para lograr algún tipo de beneficio. Al atribuir sus desgracias a factores externos y dañinos buscan algún tipo de recompensa que piensan que pueden conseguir a partir de su victimización. Para tal fin agrandan los problemas que padecen para que los crédulos los ayuden a salir de sus problemas invirtiendo en sus nuevos proyectos, condonando sus deudas ante la promesa de futuros rendimientos o solidarizándose con su difícil situación.
Es indudable que culpar a otros de los errores propios o victimizarse para obtener beneficios no es el mejor camino para emprender con honestidad, corregir errores, superar contingencias y alcanzar el éxito. La victimización no se compadece con una personalidad sincera, comprometida y transparente. No hacerse cargo de los errores, quejarse de todo y buscar culpables es una conducta que no enaltece a la profesión de un emprendedor.

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