Ernesto Sandler
EMPRENDER Diciembre 2024

Responsabilidad social empresaria


Algunos empresarios gestionan exclusivamente con el propósito de incrementar el valor de sus empresas o aumentar su patrimonio personal sin importarles los efectos dañinos que pueden generar en la sociedad, los recursos naturales y el medio ambiente.

La ciencia económica ha puesto de manifiesto que la eficiencia de un empresario se mide por la capacidad que tenga de obtener el máximo beneficio al menor costo. Sin embargo, este acertado principio no puede justificar conductas empresariales que pueden generar daños a la sociedad. Si bien un empresario debe procurar eficiencia en su gestión y lograr rentabilidad en el proceso de producción esos objetivos no justifican que pase por alto sus responsabilidades ante la sociedad.
El papel gravitante que tiene una empresa en el quehacer económico y sobre los recursos que requiere para sus procesos productivos obliga a sus directivos a tener presente los efectos que pueden generar sus actividades en el contexto externo. Toda gestión empresarial no solo incide en el proceso operativo generado dentro de las fronteras de la empresa sino que también repercute directa e indirectamente en el mundo exterior con lo cual un empresario tiene responsabilidades ante la sociedad. Es su obligación valorar las consecuencias y efectos que pueden ocasionar sus actividades para evitar aquellas que son negativas para la sociedad que le provee de los insumos que necesita, consume sus productos y garantiza derechos para que pueda desarrollar su gestión productiva.
Un empresario no puede hacer lo que quiera dentro de la empresa a partir de la exigencia de producir riqueza o generar empleos. Su accionar debe atenerse a una normativa jurídica que le establece obligaciones sobre la forma de producir, su relación con los empleados y sus compromisos con el Estado. Un empresario tampoco puede hacer lo que quiera con respecto a las actividades que influyen en la sociedad, el mercado, el medio ambiente y los recursos naturales que requiere para producir. No puede ampararse en la exigencia de producir para un mercado demandante de bienes o en la imperiosa necesidad de tener que utilizar recursos naturales para la producción para hacer tropelías o dañar el Planeta. Todo gestor de empresa tiene una responsabilidad social que no puede ignorar ni dejar de asumir por ir detrás de beneficios económicos. Todo empresario –grande o pequeño– tiene un límite que no puede sobrepasar aduciendo que su objetivo es generar bienes para satisfacer las necesidades de la gente. Ese límite está dado por los daños o perjuicios que puede generar su accionar sobre el medio ambiente, la sociedad y los recursos naturales.
Existen muchos directivos que gestionan exclusivamente con el propósito de hacer a sus empresas más ricas o aumentar su patrimonio personal sin importarles los efectos dañinos que pueden generar en la sociedad por acción u omisión. Desarrollan actividades empresariales sin tener presente si afectan a las personas, los recursos naturales y al planeta Tierra. Al actuar de esa manera no consideran ni valoran que tienen la obligación de preservar nuestro hábitat y cuidar a la sociedad que le ha brindado contención jurídica, social y económica para expandir su empresa.
Los empresarios no deberían necesitar que los gobiernos o las ONG los presionen para que asuman su responsabilidad social. Por su propia cuenta deberían evitar realizar actividades o hacer negocios que generen daños a la sociedad en el corto o largo plazo. Deberían ser conscientes y responsables de no contaminar el medio ambiente, destruir los recursos naturales no renovables, contaminar ríos, deforestar bosques, utilizar herbicidas no autorizados, acabar con la fauna silvestre, producir productos alimenticios que dañen la salud o realizar actos de corrupción para no ser sancionados por las actividades que perjudican a la sociedad. Deberían ser conscientes que esas actividades –junto a otras– no deben realizarse por dañinas y contrarias a la conservación del Planeta y la calidad de vida de la gente. Lo deberían hacer sin que nadie los obligue o presione.
Es cierto que las empresas, como organizaciones económicas destinadas a generar bienes y servicios, no pueden producir absolutamente nada si no utilizan los recursos materiales existentes en el Plantea. Sin embargo, esta necesidad y única alternativa que tienen para producir los bienes que la sociedad necesita para subsistir no los habilita a dañar nuestro hábitat, acabar con los recursos no renovables, ser indiferentes a las necesidades sociales y no colaborar a mitigar las carencias de la gente cuando están en condiciones de hacerlo.
Para que algunas empresas no generen daños materiales y sociales es fundamental que los encargados de gestión autorregulen y limiten sus acciones negativas hacia el contexto externo para evitar los perjuicios que provoca una producción económica solamente enfocada en generar riqueza y ganancias. Si esa conciencia y responsabilidad social empresarial se expande en todos los ámbitos no será necesario presionar constantemente a los gobiernos y la Justicia para que no haga la vista gorda a las actividades empresariales que dañan a la sociedad y el futuro de las nuevas generaciones.
Es importante que los directivos de las empresas sean auto responsables al momento de gestionar para evitar llevar adelante actividades que carezcan de legitimidad ética, afecten el bienestar social o dañen al Planeta. Pensar sólo en el beneficio material sin tener en cuenta los daños que pueden generar sobre el colectivo social y los recursos naturales es una visión mezquina y carente de principios solidarios.
Tampoco los empresarios deben hacerse los distraídos ante la miseria, la desigualdad económica, la explotación laboral, la falta de oportunidades, la injusticia o la violencia social como si no fueran parte de la sociedad. Tienen la obligación de colaborar para mejorar las condiciones sociales, políticas y económicas de la sociedad. Deben aportar ideas y herramientas para lograr una mejor calidad de vida de su comunidad. Por su importante función como generadores de empleo y productores de riqueza tienen la responsabilidad de comprometerse y colaborar para lograr una sociedad más justa, igualitaria, solidaria y democrática.
Si bien –como se ha expresado– la razón principal de las empresas es generar mayor riqueza para satisfacer las necesidades esto no justifica que las actividades económicas afecten a la sociedad, el medio ambiente y sus recursos naturales. No es aceptable que detrás de conceptos como la productividad, la rentabilidad y la eficiencia las empresas generen consecuencias colaterales negativas para la población y el Planeta que podrían evitar. La gestión de un empresario no debe limitarse a su capacidad de producción sino también a su capacitad de regirse por un código ético que incluya su responsabilidad social.

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