Un emprendedor necesita rodearse de un equipo de colaboradores y contar con una tecnología apropiada para multiplicar la creatividad, la eficiencia operativa y los beneficios económicos.
Los emprendedores que quieren llevar adelante una actividad económica sin ayuda tendrán un rendimiento absolutamente limitado porque no han comprendido que no se puede estar en todo y querer hacer todo si pretenden alcanzar elevados niveles de productividad. Para conseguir metas ambiciosas, gestionar con eficiencia, generar mayores ingresos, potenciar la creatividad, estar actualizado y no agotarse físicamente es necesario trabajar en equipo y con apoyo de la tecnología. Es imprescindible rodearse de colaboradores idóneos que participen en la gestión a fin de potenciar el esfuerzo laboral y optimizar los resultados empresariales. El trabajo colectivo y el esfuerzo mancomunado, apoyado con las tecnologías de punta, generan notables beneficios con respecto a todo intento de emprender en soledad.
Trabajar sin un equipo de colaboradores eficientes e idóneos limita la posibilidad de lograr objetivos que obtienen empresarios que han sabido rodearse de colabores creativos y talentosos. En tiempos de alta complejidad económica y de gran cantidad de información no se logran muchos resultados positivos gestionando en soledad y sin la participación de un equipo de colaboradores. No gestionar con un equipo de colaboradores reduce los márgenes de creatividad, impide la especialización, limita el acceso a la información, cancela la pluralidad de opiniones y limita la productividad laboral. Gestionar sin la colaboración de alguien o dirigir centralmente todos los procesos productivos pone un techo al potencial de una empresa porque todo proyecto queda restringido a la voluntad y talento del empresario.
Ningún emprendedor puede hacer muchas cosas por sí solo y hacerlas todas bien porque como toda persona tiene limitaciones físicas, intelectuales, culturales y emocionales.
Ningún empresario puede levantar por sí solo un rascacielos, construir íntegramente un avión con sus manos o ser al mismo tiempo capitán y marinero. Desde los albores de la humanidad el homo sapiens ha necesitado y necesitará de los otros para lograr metas superadoras. Su evolución se ha sustentado en haber aprendido a trabajar en equipo y realizar actividades de manera mancomunada para lograr objetivos que no podía alcanzar por sí solo.
Es evidente que si un empresario no delega responsabilidades y quiere estar presente en todas las actividades no dispondrá de tiempo suficiente para pensar, crear, innovar, supervisar o liderar nuevos proyectos. Al querer hacer todo y no trabajar en equipo achica su escenario de acción, pierde eficacia e incrementa el margen de errores operativos porque estará sobrepasado por la cantidad de temas que tiene que resolver por sí mismo.
No hay duda que gestionar en soledad o de manera centralizada, descartando el aporte que puedan brindar los empleados y asesores conduce a un menor rendimiento productivo y al agotamiento físico-mental de todo gestor de empresa por talentoso que fuere. Es casi imposible en la economía moderna emprender, planificar, gestionar, vender, comprar o llevar la contabilidad de manera eficiente si no se cuenta con en un equipo organizado que colabore en la gestión empresarial. Intentar hacer todo solo sin participación de los empleados o gestionar de manera centralizada es inconducente para alcanzar un éxito relevante en los tiempos actuales. Un emprendimiento tendrá un futuro venturoso, competitivo, innovador y expansivo si en vez de depender de una sola cabeza pensante y solo dos brazos ejecutores cuentan con muchas mentes y brazos de colaboradores trabajando detrás de objetivos superadores.
Tener un equipo de colaboradores, empleados y asesores idóneos permite lograr metas que no se pueden obtener por sí solo. Por tal motivo un emprendedor no debe pecar de soberbia ni ser engreído considerando que es el único que puede hacer las cosas bien. Tener ese pensamiento arcaico no es sólo falso sino que impide alcanzar grandes objetivos. Los colaboradores y empleados son esenciales para apalancar una empresa hacia el éxito. Como lo señalara un experimentado empresario tecnológico “no hay que olvidar que un emprendimiento alcanza las metas que sus empleados estén dispuestos a alcanzar”. Por esta razón un emprendedor, desde el momento mismo que tuvo una idea y decidió emprender una actividad, debe abocarse a forjar un equipo de trabajo idóneo y responsable que lo ayude a concretar sus sueños, producir innovaciones y potenciar la productividad.
Los empresarios soberbios o autoritarios que no logran formar equipos de trabajo que los ayuden o no permiten que participen en la gestión solo lograrán pequeñas metas y pocos logros.
Los grandes éxitos empresariales –a diferencia que la generación de una idea– fueron posibles de concretar cuando los empresarios delegaron y trabajaron con un equipo eficiente. La historia económica ha puesto de relieve que no es imposible comandar eficazmente una nave empresarial queriendo ser el capitán, el marinero y el cocinero de a bordo. Una empresa funciona y puede aspirar a llegar a puertos lejanos si existe un equipo idóneo que aporta su capacidad física e intelectual. Solamente a partir de la delegación de responsabilidades, el consenso, la especialización, la participación y la cooperación de todos los integrantes de una empresa, es posible que los grandes sueños de un emprendedor se concreten.
Trabajar en equipo implica delegar responsabilidades entre los integrantes de la empresa, promover la especialización, consensuar planes, estimular la participación, distribuir la carga laboral, promover la creatividad, distribuir equitativamente los ingresos y comprender que los empleados son un importante activo y punto de apoyo para el crecimiento de todo tipo de emprendimientos.
El trabajo en equipo es esencial para impulsar la especialización, proceso imprescindible para emprender actividades de alta complejidad. La especialización permite un mayor grado de eficiencia, innovación y generación de ideas creativas que difícilmente pueda generar un empresario por sí solo. La especialización no solamente permite impulsar la expansión creativa de las personas sino que también potencia el esfuerzo colectivo a partir del apoyo e interrelación afectiva que se produce en el grupo de trabajo.
Los equipos de trabajo se potencian, crecen en eficacia y logran apalancar mejores sus resultados en la medida que exista confianza entre sus integrantes y por parte de su líder. Por ese motivo, es importante que el empresario responsable implemente medidas para que sus colaboradores tengan confianza en ellos mismos y en su liderazgo ya que eso permitirá fortalecer su autoestima, mejorar su rendimiento profesional y coordinar los trabajos de manera productiva.
Para generar confianza entre los integrantes de la empresa su responsable debe dar el primer paso otorgando un crédito de confiabilidad a sus empleados. Tiene que permitirles que se equivoquen, aprendan y puedan aumentar sus conocimientos. No debe cercenarlos o reprenderlos ante cualquier equivocación. Debe dejarlos crecer y desarrollar sus capacidades sin temores a reprimendas. Para tal fin debe darles progresivamente autonomía para que puedan sentirse seguros y confiados que pueden alcanzar los objetivos que se les propone. En el caso de dudas o incertidumbres los debe ayudar, supervisar y estimularlos a superar sus problemas dejando en claro que está de su lado y que se siente parte del equipo tanto en sus fracasos como éxitos.
Está corroborado que el trabajo en equipo favorece al fortalecimiento de los vínculos afectivos entre el empresario y sus colaboradores disminuyendo los conflictos y logrando que todos se entusiasmen y participen activamente detrás de un mismo objetivo. Formar parte de un grupo interconectado, que se respeta y es respetado por los directivos de la empresa aumenta tanto el rendimiento individual como el colectivo. Esto es así porque trabajar en equipo permite intercambiar información, prever errores, tomar experiencias ajenas y ayudarse cuando se presentan adversidades. Tal es la importancia que tiene un equipo consolidado para la obtención de mejores resultados empresariales que cuando un empleado talentoso se aparta de su equipo para ir a trabajar a otro lado su rendimiento suele decrecer si no encuentra la contención y participación en su nuevo equipo. Esto ha determinado que muchas empresas al contratar a empleados talentosos lo hagan con todo el equipo del que formaba parte a fin de mantener el mismo nivel de eficiencia y rendimiento.
Finalmente cabe agregar que el trabajo en equipo logra un mayor rendimiento cuando existe una organización operativa que permita interrelacionar ordenada y eficazmente todos los factores que intervienen en el equipo de trabajo. Sin organización que establezca objetivos y una clara distribución de funciones entre los miembros del equipo es muy difícil evitar superposición de tareas, los conflictos y lograr resultados positivos.
https://mail.heraclito.com.ar/post.php?post=225
contact0