Ernesto Sandler
EMPRENDER Abril 2025

Generar un flujo de ingresos


Un emprendimiento comercial para ser rentable y sustentable debe generar un flujo de ingresos que sea superior a los egresos y los costos.

A los emprendedores se los puede caracterizar como personas creativas, ingeniosas, pasionales, prácticas, innovadoras, obsesivas o generadores de empleos. Todas características válidas en la medida que forman parte de la sumatoria de condiciones que conforman la personalidad de un emprendedor. Sin embargo, desde mi perspectiva existe una característica esencial que define a un emprendedor: debe ser un hacedor de ingresos.
Entiendo como hacedor de ingresos a las mujeres y hombres que a partir de una idea, una personalidad, una organización y un trabajo duro llevan adelante una actividad económica que les reporta beneficios económicos. Es decir, al final de su faena emprendedora logran que sus ingresos superen a los costos y que la inversión genere una rentabilidad superior a lo invertido.
No niego que tener una idea original, implementarla, coordinar un proceso de producción y posicionarse en el mercado no describa a un emprendedor. Sin embargo, lo que quiero resaltar es que ese accionar no es suficiente si al final del ciclo productivo el emprendimiento no genera ingresos suficientes como para solventar los costos, invertir en nuevos proyectos y generar una ganancia para vivir con holgura. Desde esta perspectiva, un emprendimiento solamente es viable y sustentable cuando tiene la posibilidad de generar ingresos superiores a los egresos.
A diferencia de un inmueble o una obra de arte –que con el paso del tiempo pueden reportar grandes ganancias sin haber hecho nada para ese fin– todo emprendimiento requiere de un trabajo e inversión permanente con el propósito de generar un flujo de ingresos que permita solventar sus costos o egresos. De acuerdo a la cantidad de ingresos obtenidos y su diferencia positiva con respecto a los gastos realizados depende la existencia y crecimiento de un emprendimiento comercial. 

En la medida que los ingresos superen los egresos el ritmo cardíaco del emprendimiento será estable y reflejará una vida saludable. En cambio, si los costos superan a los ingresos no hay posibilidad que el emprendimiento pueda subsistir.

Un emprendedor puede llegar a darle forma a una idea, construir una inmensa fábrica, generar empleo para decenas de trabajadores y desarrollar tecnologías de avanzada, pero si no se logra generar un flujo de ingresos superiores a los egresos el emprendimiento está herido de muerte. No tendrá utilidades que le permitan afrontar sus gastos ni ahorrar para seguir invirtiendo en nuevos proyectos competitivos. Puede ser que haya logrado desarrollar una actividad económica por un cierto tiempo e incluso llamar la atención del mercado, pero un emprendimiento sin un balance positivo no tendrá futuro porque sus ingresos no alcanzarán a cubrir sus costos.
Es cierto que al comenzar un emprendimiento no se llega rápidamente a un equilibrio entre ingresos - egresos y, por lo general, tiene que pasar un tiempo para lograr un balance positivo y estable que muestre que los ingresos son mayores a los costos. Es sabido que hay un período de inversión y de siembra que todo nuevo emprendimiento debe transitar para recoger frutos o beneficios en el futuro. Sin embargo, esta realidad que atraviesa todo nuevo negocio, muchas veces es tomado como una excusa para no aceptar que el emprendimiento nunca será rentable. Haber realizado un gran esfuerzo en su construcción y depositado muchas expectativas de éxito impide aceptar que el emprendimiento nunca será rentable por tener altos costos o por no generar ingresos suficientes como para superar los gastos.
Si un emprendimiento genera pérdidas y en su proyección hacia el futuro no muestra que esa tendencia se vaya a revertir hay pocas probabilidades que la situación cambie. Lo más factible es que el emprendimiento consuma los ahorros, después genere deudas, luego se intente vender a cualquier precio y finalmente vaya a la quiebra porque no aparece ningún interesado en comprar un negocio sin rentabilidad.
Para no tener que bajar abruptamente la persiana del emprendimiento, dejando un tendal de deudas y frustraciones, es necesario planificar correctamente cuáles son los costos que deberán realizarse y cuál es el punto de quiebre en donde los egresos comienzan a ser solventados por los ingresos. Si llegado a ese estadio de la planificación no se produce el esperado punto de quiebre y las pérdidas se mantienen es necesario tomar decisiones. Se puede optar por implementar cambios profundos en el negocio para tratar de revertir el fracaso o aceptar que ya no tiene sentido proseguir. Si opta por reinventar el proyecto se debe hacer con la cabeza y no el corazón, es decir debe trazarse un plan realista que fije un tiempo de máxima para ver si el nuevo plan funcionó y se produjo el flujo de ingresos proyectado. Estirar ese tiempo a la espera de un milagro o que surjan cambios que favorezcan al negocio generalmente solo incrementará la magnitud del fracaso. No se puede estirar la agonía de un emprendimiento por capricho o expectativas emocionales.
Un emprendedor no debe ocultar la realidad ni engañarse. Si el emprendimiento no es rentable es esencial afrontarlo para no seguir perdiendo dinero, invirtiendo en un pozo sin fondo o generando expectativas que no se materializarán. Tapar el sol con la mano no hará que el sol desaparezca. El autoengaño solo posterga y agranda el desenlace final.

Si los ingresos son menores que los egresos sólo se cosecharán deudas y se llevarán acciones desesperadas que solo alargarán la agonía del emprendimiento.

Finalmente cabe señalar que para que un emprendimiento sea más sustentable económicamente es muy importante que los ingresos no dependan inexorablemente del trabajo y dirección personal del emprendedor. Si los ingresos están directamente vinculados a la presencia y empuje del empresario se correrá el riesgo que ese flujo no sea constante ni pueda incrementarse cuando el responsable de gestión no está presente. Una emprendimiento tiene una seria debilidad para funcionar de manera sustentable cuando el grifo de ingresos depende de la presencia del empresario. Esta dependencia, propia de las pymes o empresas altamente centralizadas, es un inconveniente para lograr la estabilidad y desarrollo de la empresa. Lo acertado es que el flujo de ingresos sea resultado de una aceitada organización operativa y un eficiente equipo de trabajo que produce y comercializa los productos independientemente a la presencia del empresario.

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