La mala reputación genera consecuencias negativas en un emprendedor porque le impide celebrar negocios, conseguir créditos, asociarse, expandir la empresa o ganar nuevos espacios en el mercado.
Un emprendedor debe hacer todo lo posible para no generar enemigos, motivar envidias, propiciar enconos personales o dar razones para que sus detractores intenten menoscabar su prestigio con dardos injuriosos. La reputación es algo muy importante como para dejar que la destruyan con falsedades o descalificaciones infundadas. Por esa razón, es fundamental que se cuide del ataque mal intencionado de grupos de interés, competidores o personas de su entorno que quieran perjudicarlo. Cualquier descalificación o chisme puede influir negativamente en la opinión pública destruyendo una trayectoria de esfuerzo, dedicación y rectitud.
Tener una mala reputación es absolutamente perjudicial por lo que debe ser cuidada. El desprestigio pone límite a los sueños no solo porque cancela las opciones de generar un negocio sino porque produce serios daños emocionales que afectan el espíritu hacedor. Una vez que el desprestigio se esparce, difunde e instala en la opinión pública es muy difícil revertir sus dañinas consecuencias sobre la empresa y el responsable de gestión. Es poco relevante que las descalificaciones sean falsas o infundadas. En un mundo donde prevalece la inmediatez y nadie profundiza sobre la veracidad de una información toda crítica es tomada como cierta. Pocas personas corroboran la información que circula por los medios, en internet o en la calle. La mayoría de la gente cree lo que escucha y lee, sumándose automáticamente a la ola de rumores descalificatorios sin verificar su veracidad o reparando en el daño que generan. Esta realidad se ha acentuado en los últimos años en donde las fake news cada vez son más abundantes y organizados para destruir el prestigio de presidentes, artistas o empresarios.
Dado la fragilidad que tiene la reputación, como consecuencia de la agresividad, masividad y anonimato de las redes sociales, un emprendedor debe estar prevenido para que no lo dañen. No puede ignorar que su prestigio puede ser mancillado rápidamente si una crítica, falsedad o injuria se difunde masivamente por los medios de comunicación. Una vez que la sospecha se instala en la opinión pública lo más probable es que la gente termine creyendo las descalificaciones.
Cada vez es más frecuente la predisposición de la gente a sumarse al escrache o las criticas descalificadoras cuando se trata de ensuciar la reputación de personas con cierta notoriedad. Diariamente crece el número de usuarios de las redes que se hacen eco de las difamaciones para tener temas de conversación, descargar sus frustraciones, dar rienda suelta a su envidia o por el placer de destruir la imagen de los que logran objetivos exitosos.
Son muchas las personas que les gusta hacer leña del árbol caído, pisoteando la reputación de los que tienen alguna adversidad, cometen un error o son cuestionados socialmente.
Conscientes que tener una mala reputación es muy negativo, muchos grupos de poder y corporaciones tienen como estrategia destruir el prestigio de los competidores para acabar con su futuro o sacarlos del mercado. Lo hacen por medio de trascendidos, rumores y falsas denuncias difundidas sistemáticamente por medio de los troll. Sin demasiados tapujos difunden información y datos negativos a través de falsos usuarios pagos. Lo hacen porque saben que ese tipo de trascendidos negativos tienden a esparcirse con gran velocidad en las redes sociales y logran ser creídos por la gente. Una vez que los rumores se expanden y son aceptados como verdaderos la reputación del empresario queda destruida sin muchas posibilidades de revertir el daño. Producido el desprestigio el futuro se cancela porque se le cerrarán todas las puertas haciendo muy difícil generar negocios, conseguir créditos, asociarse, expandir la empresa o ganar nuevos espacios en el mercado.
Cuando las valoraciones negativas y las difamaciones son aceptadas socialmente como verdaderas la reputación de un emprendedor queda resquebrajada. Aunque intente demostrar que las acusaciones son falsas y aporte pruebas para revertir las calumnias es muy difícil modificar una creencia negativa. La mayoría de las personas no cambian de opinión una vez que comparten una crítica o descalificación, por lo tanto cada defensa que realice el empresario para recuperar la reputación perdida será considerada como una mentira o artimaña para ocultar las verdaderas razones que lo desprestigiaron. Son muy pocas las personas que están dispuestas a aceptar que se equivocaron al juzgarlo o estén dispuestos a cambiar de su opinión ante las pruebas que demuestren la falsedad de las críticas.
Por las razones expuestas un empresario debe hacer lo posible para evitar que dañen su reputación. No sólo por su emprendimiento sino porque también esas críticas le habrán de producir daños emocionales. La difamación y la pérdida de prestigio generan una herida emocional que carcome, quiebra el alma, erosiona la autoestima y cancela la voluntad hacedora. El desprestigio genera un gran dolor como consecuencia de la pérdida de credibilidad ante el entorno. Una vez que se han disparado insidiosos rumores, la víctima de esos ataques queda desguarnecida porque se siente desnuda ante los ojos de la sociedad. Se siente avergonzada e impotente para enfrentar las descalificaciones que circulan en las sombras, en las redes sociales o en los corrillos donde trabaja.
La reputación y el prestigio no pueden quedar librados al azar sino que deben ser cuidados de manera constante. Un emprendedor debe estar alerta a las críticas de sus competidores, clientes, proveedores y consumidores cuando son dañinas y mal intencionadas. En especial debe ser precavido con aquellas personas que buscan descalificarlo por razones personales. Éstas son muy peligrosas porque quieren ensuciar su reputación por celos, envidia, encono personal o enemistad.
La principal herramienta que tiene un emprendedor para defender su prestigio y protegerse de los ataques descalificadores es su propia biografía o historia. En la medida que sus antecedentes sean probos, creativos, talentosos y honestos mayor será su fortaleza para protegerse ante las injurias. Por tal motivo es esencial que sus antecedentes positivos trasciendan constantemente para lograr tener un sólido prestigio que lo proteja si en el futuro lo atacan injustamente. Mientras más gente conozca sus logros y su trayectoria profesional mayor será su fortaleza para rechazar los embates maliciosos. Por lo tanto, aunque a un emprendedor no le guste la figuración o se sienta más cómodo con un bajo perfil es esencial que su trayectoria profesional trascienda para tener un escudo protector que lo proteja por si en el futuro lo cuestionan maliciosamente algunos competidores, empleados resentidos o enemigos anónimos de las redes sociales.
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