Mientras un emprendedor dé vueltas alrededor de una idea sin atreverse a llevarlas a la práctica es un soñador o tiene miedo a confrontar sus ideas con el mundo real.
Un emprendedor no debe postergar su decisión de empezar una actividad económica con la excusa de que le falta algo más por aprender a fin de no cometer errores y evitar riesgos. No puede pasarse la vida capacitándose porque no hay formación académica que asegure que un emprendimiento será un ciento por ciento exitoso. Toda actividad económica implica riesgos, imprevistos y contingencias que ninguna capacitación puede evitar ni puede ofrecer una respuesta absolutamente certera para superar esos peligros.
No se puede desconocer que mientras mayor sea la capacitación y la adquisición de conocimientos existen mayores posibilidades de emprender con éxito. Pero esta verdad es sólo parcial porque la realidad está plagada de imprevistos que pueden echar por tierra todo el saber adquirido. Ningún conocimiento puede asegurar la concreción de un objetivo porque es muy difícil controlar la naturaleza, las decisiones gubernamentales, la movilidad del mercado o la competencia innovadora de otras empresas.
Emprender siempre implica afrontar contingencias, errores y cisnes negros que suelen aparecer en escena cambiando totalmente los pronósticos y haciendo que todos los conocimientos no sean útiles para superar las adversidades. Por tal motivo, un emprendedor no puede aspirar a tener el conocimiento perfecto que le describa todas las contingencias futuras y le asegure como alcanzar todos los objetivos que se proponga.
Por más información, capacitación e intuición que posea un emprendedor nunca estará en condiciones de conocer todos los peligros que deberá afrontar ni tener todas las soluciones para superarlos.
Muchas personas, con el propósito de evitar riesgos y superar sus temores se capacitan de manera constante. Se pasan la vida estudiando y buscando información a fin de tener todas las herramientas que le permitan llevar adelante un emprendimiento con éxito y sin riesgos. Al hacerlo se convierten en estudiantes crónicos que se pasan todo el día realizando cursos, navegando por internet o asistiendo a todas las conferencias de prestigiosos empresarios en búsqueda de conocimientos certeros que les garanticen el éxito.
Si bien la capacitación y el aprendizaje son una herramienta fundamental para evitar errores, se puede transformar en un freno para emprender cuando una persona siente que le falta algo más que aprender. Sentir que no se tienen todos los conocimientos y, por lo tanto, es necesario seguir capacitándose se puede convertir en un problema en lugar de una solución. Al buscar un saber certero que garantice un éxito libre de riesgos nunca se toma la decisión de iniciar una actividad porque se tiene la sensación que hay que seguir capacitándose.
Todo aspirante a ser un emprendedor debe tener presente que en determinado momento debe pasar a la acción si quiere materializar un proyecto y comprobar si está preparado para lograrlo. Hay un instante en que tiene que mojarse los pies para pescar. Expresión que quiere poner de manifiesto que para alcanzar el éxito o saber si se tienen los conocimientos necesarios para lograr un objetivo –y pescar un pez– no queda otra alternativa que “mojar los pies en la realidad”. Esto implica que para ser un emprendedor hay que pasar a la acción y animarse a materializar los proyectos asumiendo riesgos y contingencias.
Si después de un tiempo razonable de capacitación y de adquisición de conocimiento una persona sigue postergando la decisión de emprender, en verdad, está ocultando sus temores e inseguridades. No emprende porque no se anima a cruzar la línea de largada hacia una meta por falta coraje, pasión y valentía.
Para convertirse en un emprendedor en algún momento hay que accionar y plasmar las ideas en la realidad. Esto implica dejar de dar vueltas en el mismo lugar y comportarse como un trompo que gira sobre sí mismo. Emprender significa hacer y eso implica meter los pies en el agua.
Mientras un emprendedor dé vueltas sin materializar sus ideas es un soñador o embustero que no está dispuesto a arriesgar por temor a fracasar.
Reflexionar constantemente, vacilar o esperar eternamente la oportunidad exacta para emprender no suelen ser las características de un auténtico hacedor. Para ser un emprendedor es esencial animarse a arriesgar y dejar de tomar envión sin moverse del mismo lugar. Sólo cuando se cruza la línea de largada y se transita hacia un objetivo superando obstáculos y padeciendo sin sabores se logra ser un emprendedor. Es poco significativo si llega primero o último en la carrera hacia una meta. Tampoco si no se logran plenamente los objetivos proyectados. Lo que tiene relevancia es que se animó a creer en su proyecto y estuvo dispuesto a asumir riesgos para implementarlo. Superó los miedos, enfrentó las contingencias y adquirió experiencia para fijarse nuevas metas. Nada de eso habría ocurrido si se quedaba dando vueltas sin materializar su proyecto.
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