Ernesto Sandler
POLÍTICA ECONÓMICA Marzo 2025

Factores de producción


La producción de riqueza y su posterior distribución requiere de la complementación del trabajo, el capital y los recursos naturales que deben ser coordinados por una eficiente organización empresarial.

FACTORES DE PRODUCCION: 

Los factores básicos para la producción de cualquier tipo de riqueza son el trabajo, los recursos naturales y el capital. Cada uno de estos tres factores es relevante e imprescindible para generar bienes y servicios. Es cierto que, según el grado de desarrollo y complejidad de un sistema económico, la tierra, el capital y el trabajo tendrán mayor o menor relevancia en la generación de bienes. Lo que no puede concebirse es que alguno de esos factores esté ausente en el proceso de producción. Tanto los recursos naturales, como el capital y el trabajo deben estar siempre presentes para generar algún tipo de riqueza en forma de bienes o servicios.
La ciencia económica, sin dejar de reconocer la importancia de los factores básicos en la producción, considera que la mayoría de las actividades económicas también requieren del aporte del conocimiento y la organización empresarial como factores suplementarios para generar un proceso productivo eficaz y multiplicador de riqueza. Gran parte de los economistas sostienen que es muy difícil pensar en una producción con cierto grado de desarrollo sin una organización que planifique y gestione un proceso productivo destinado a generar una infinita cantidad de bienes que la sociedad demanda de manera creciente. 

TIERRA Y RECURSOS NATURALES:  

Los recursos naturales –llamados tierra por la ciencia económica– son el factor básico de la producción porque constituyen el basamento y sustrato esencial para generar cualquier tipo de riqueza. Es materialmente imposible desarrollar una actividad económica, producir un bien, establecer relaciones comerciales, brindar un servicio o llevar adelante un emprendimiento si no se dispone de un espacio de nuestro Planeta para asentarse y extraer los recursos o materia prima que todo bien, por sofisticado que sea, necesita para ser producido.
Sin el espacio físico –sólido o líquido– sería inconcebible la existencia de nuestra civilización, los animales o la flora. La tierra y sus recursos naturales son la única fuente material generadora de los bienes que los seres humanos necesitan para satisfacer todas sus carencias.
Las industrias, las viviendas, los automóviles, la moneda, las tarjetas de crédito, los sistemas financieros, las carreteras urbanas, el desarrollo cibernético, la interconectividad, las redes sociales, los celulares, la globalización y los sistemas políticos no serían posibles de existir y desarrollarse sin el espacio físico donde vivimos, trabajamos y nos reproducimos.
Es cierto que los cambios económicos ocurridos a lo largo de nuestra evolución y los avances científicos que nos sorprenden todos los días, hacen que la gente –incluidos muchos economistas– consideren que el crecimiento de la economía moderna no depende necesariamente de la tierra y sus recursos naturales. Para la generación tecnológica la tierra pareciera no ser relevante para el crecimiento económico y el progreso de la industria. Si bien reconocen el valor que tienen ciertos recursos naturales como el petróleo para la generación de energía o la tierra fértil para la producción de alimentos, se tiene la errónea impresión que la mayoría de los bienes y servicios que consume la sociedad no dependen de la naturaleza y sus recursos.
Esta equivocada creencia genera muchos desaciertos en las políticas públicas. No se suele tener presente que de la tierra y sus recursos proviene todo lo que consumimos y necesitamos para vivir. Ninguna actividad humana o creación de riqueza es posible sin los recursos naturales. Ni siquiera los viajes espaciales que se emprenden en busca de nuevos asentamientos para las futuras generaciones podrían realizarse sin una parcela de tierra para lanzarlos y sin los recursos que la naturaleza brinda para construir las naves. Por lo tanto, es esencial desterrar la falsa creencia de que la tierra no es necesaria o relevante para ciertos procesos productivos.Nuestro Planeta ha sido y es el hábitat imprescindible para nacer, desarrollarnos y multiplicarnos. Por el momento, es el único lugar en que los seres humanos pueden asentarse para vivir. Sin ese espacio físico no se concibe la vida humana. Se podrá vivir como un linyera o como un magnate en la Riviera francesa, pero todas las personas necesitan de un espacio para apoyar sus pies, cobijarse, pensar, amar, crear y producir bienes para su subsistencia. Por eso, la tierra es el principal factor de la producción de bienes.
A lo expresado hay que agregar un dato adicional. Un dato absolutamente relevante, porque condiciona la cantidad y calidad de bienes que podemos generar para nuestra existencia. Ese dato tiene que ver con la finitud del espacio terrestre. El Planeta es finito y por lo tanto escaso en cuanto a que no puede crecer a voluntad de sus habitantes. Se podrá trasladar tierra o agua de un lugar a otro, cubrir superficies acuáticas o crear lagos artificiales, pero nada más que eso. Esta finitud del Planeta le pone un límite a los objetivos económicos de la sociedad y a la capacidad de abastecer todas nuestras necesidades.
Es cierto que muchos de los bienes dados por la naturaleza son renovables por la acción del trabajo o por el ciclo vital de la propia naturaleza. También es verdad que el desarrollo tecnológico y la expansión del conocimiento han potenciado de manera extraordinaria nuestra capacidad productiva a partir de mejor utilización de insumos. Sin embargo, también es cierto que muchos recursos naturales no son renovables y que muchos espacios fértiles se están degradando por los fertilizantes y el uso intensivo del suelo. Por lo tanto, el desafío con vista al futuro sigue siendo multiplicar los bienes con los mismos o menores recursos naturales que tuvieron nuestros antepasados. 

TRABAJO: 

El trabajo es otro factor esencial para generar un proceso de producción de riqueza. Si bien toda actividad económica necesita desarrollarse a partir de sus recursos naturales, no hay posibilidad de producir adrede un nuevo bien o servicio sin la intervención del trabajo humano.
Los recursos que brinda la naturaleza se transforman en riqueza cuando el hombre interviene con su trabajo, generando nuevos bienes o productos antes inexistentes.
Para la economía, los frutos de la naturaleza que se dan espontáneamente no son bienes económicos en la medida que existen más allá de la voluntad y el esfuerzo de las personas. Para que sean considerados riqueza se requiere la intervención del esfuerzo humano. No tiene importancia que el trabajo sea realizado por obreros, mujeres, empleados administrativos, intelectuales, funcionarios públicos o cuentapropistas. Lo relevante es que el trabajo provoque un cambio o transformación de un insumo para agregar un valor que antes no tenía.
Lógicamente, dada la complejidad de los procesos productivos, la división del trabajo, las economías de escala y el desarrollo de la tecnología, lo habitual es que la mayoría de la gente no aplique su trabajo sobre la tierra en su estado natural. Generalmente los trabajadores aplican su esfuerzo sobre recursos naturales que han sido previamente procesados o trasformados en otro proceso de producción previo. Algunos ensamblan electrodomésticos con piezas provenientes de un metal procesado y otros hacen ropa con hilados que otros trabajadores realizaron.
La recompensa económica que reciben las personas que aportan su trabajo a la producción de riqueza se llama salario u honorarios.
Hubo una época en que la relación entre el trabajo aportado a la producción y la recompensa que le correspondía al trabajador era directa y claramente identificable. Esto ocurría cuando el hombre trabajaba por cuenta propia, sin empleados o intermediarios. Era la época en que los bienes económicos obtenidos al cultivar alimentos representaban la totalidad del salario o recompensa obtenida por el esfuerzo puesto en la producción. Con la especialización profesional, la división del trabajo y la utilización del dinero como medio de pago se hizo cada vez más difícil visualizar esa relación directa entre la riqueza generada por el trabajo y la recompensa salarial que le corresponde al trabajador por su participación en la producción.
La complejidad de los actuales sistemas de producción hacen difícil establecer exactamente qué porción de riqueza les corresponde a los trabajadores y a los otros factores intervinientes en la producción. Dificultad que se incrementa como consecuencia de que el empresario adelanta los salarios a los trabajadores no habiendo finalizado el proceso de creación de riqueza.
Sin embargo, la dificultad de cuantificar de manera certera la recompensa que le corresponde al trabajo, por la sofisticación que actualmente han alcanzado las relaciones económicas, no debe empañar ni ocultar el hecho de que sin trabajo humano no es posible generar riqueza, y que por ese esfuerzo al trabajador le corresponde un salario proporcional a su aporte en la generación de bienes. 

CAPITAL: 

Desde una perspectiva lineal la riqueza generada por la aplicación del trabajo sobre los recursos naturales puede tener distintos destinos. Puede ser que la riqueza se consuma de manera inmediata o después de un cierto tiempo. En el caso que se consuma de manera inmediata para satisfacer determinadas necesidades, esa riqueza se denomina bien de consumo. En cambio, cuando la riqueza es ahorrada para ser utilizada en el futuro en un nuevo proceso de producción se llama bien de capital.
Los bienes de capital –sea dinero, bonos, maquinaria, fertilizantes o herramientas– permiten múltiples efectos que jamás podrían obtenerse solamente con el trabajo aplicado a los recursos naturales. El capital es una palanca fundamental para generar mayor cantidad de bienes, disminuir el esfuerzo humano y diversificar las actividades económicas, entre otros efectos altamente positivos para la economía.
La abstención de consumir ciertos bienes para ponerlos al servicio de futuras actividades fue la palanca que cambió la historia de la civilización. Cuando la gente dejó de consumir todo lo que producía e invirtió parte de sus bienes en generar más riqueza comenzó el progreso social más significativo de la humanidad. El capital se convirtió en el motor de las economías privadas y públicas. 

ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL: 

Finalmente, el otro factor relevante para la producción de riqueza está dado por la planificación y organización de las actividades económicas.
La historia económica ha corroborado en múltiples oportunidades que la matriz de producción dada por tierra, trabajo y capital no garantiza la creación de algún tipo de riqueza. También ha mostrado que una errónea combinación de los factores de producción puede impedir la creación de un bien.
Para alcanzar una combinación óptima de los tres factores básicos de producción se requieren otros componentes esenciales y complementarios. Entre ellos tiene un lugar destacado la planificación de objetivos, la organización empresarial para implementar los planes y determinados conocimientos que sirvan como herramientas para evitar riesgos y llegar al objetivo buscado.
Todo proceso de producción requiere una gestión empresarial que planifique y organice la producción y distribución de riqueza de manera eficiente y rentable. De acuerdo a la planificación y estructura organizacional de un emprendimiento los resultados que se obtengan serán diferentes. En la medida que la gestión sea eficiente para potenciar la productividad mayores serán los ingresos que percibirán los trabajadores, inversores y consumidores. Al contrario si la organización y gestión es deficiente no solo no habrá generación de riqueza sino que puede llevar el emprendimiento a la quiebra. 

INGRESOS DE LOS FACTORES BASICOS DE LA PRODUCCION: 

Los factores básicos de la producción (tierra-trabajo-capital) son recompensados por su participación en la generación de una Riqueza Económica con un ingreso. En el caso del trabajo ese ingreso recibe el nombre de salario u honorarios. El ingreso que corresponde al capital se denomina interés mientras que el ingreso que obtienen los titulares de la tierra por su aporte a la producción se llama renta.
La mayoría de los economistas circunscriben el concepto de renta solamente al ingreso que perciben los propietarios de la tierra por el aporte en la producción. Sin embargo, esto es un error ya que los titulares de un espacio terrestre también reciben un ingreso adicional por ser poseedores de tierra más allá que ese factor participe en un proceso productivo. Por esa razón, es necesario distinguir la renta productiva que obtiene el poseedor de un espacio por su participación en la generación de riqueza, de la renta social que es un ingreso que obtienen los titulares de una parcela como consecuencia de la demanda en la sociedad de un espacio de tierra para producir y vivir. La renta social es un ingreso que siempre perciben los tenedores del espacio terrestre más allá de que exploten o no sus parcela.
Posiblemente el desconocimiento sobre la existencia de la renta social y sus efectos sobre la economía se deba a que el factor tierra en la actualidad no suele ser un motivo de atención por parte de los economistas dada la relevancia del capital, las finanzas, el dinero y la tecnología en los actuales procesos de producción. Mientras que los trabajadores gravitan por su presencia sindical, los capitales y la tecnología ocupan la atención por su aporte innovador, la tierra y sus recursos es relegada por ser considerada un tema del campo o la minería. No se visualiza que el factor tierra incide en toda la economía y que gravita de manera especial en los centros urbanos donde la renta social alcanza su pico más elevado causando serios perjuicios a la economía y la gente. 

Información.
En la Sección Economía hay notas complementarias sobre la tierra y la renta social.
• El mejor negocio de la Tierra es la tierra
• Efectos de la apropiación de la renta social
• Impuesto a la renta social

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