Hay que desconfiar de los que dicen saberlo todo y nunca dudan en pronunciarse sobre cualquier tema aparentando un conocimiento de dudosa procedencia.
Según comentan las crónicas de la época el premio Nobel de Física, Max Planck, en el año 1918 realizó una gira por diferentes localidades de Alemania para dar conferencias sobre física cuántica. En ese recorrido repetía la misma disertación, la cual el chofer de su auto escuchaba atentamente. Con el paso de los días el memorioso chofer aprendió todo el texto expuesto por Planck en sus conferencias. Esa situación llevó al premio Nobel a plantearle a su chofer una propuesta inédita con motivo de encontrarse resfriado y afónico. Teniendo en cuenta que nadie conocía su cara, pues los medios de comunicación visual no existían y Planck era originario de otra ciudad, le propuso a su chofer que lo reemplazara en la conferencia que debía dar en Múnich. Si bien inicialmente el chofer se asustó ante esa propuesta rápidamente aceptó con gusto el desafío.
Esa misma tarde el chofer se presentó ante el auditorio de la ciudad de Múnich y expuso todo el discurso de había aprendido de memoria. Al finalizar, toda la concurrencia lo aplaudió de pie sin que nadie se diera cuenta de la sustitución. Todos salieron del salón de conferencias convencidos que habían escuchado la disertación del premio Nobel.
Esta experiencia –difundida tiempo después por un escritor alemán– sirvió para que algunos autores sostengan que existen dos tipos de conocimientos. Por un lado, afirman que se encuentra el “conocimiento auténtico” que adquieren las personas que han dedicado largo tiempo a capacitarse, aprender e investigar con profundidad un tema. Por otro lado, se encuentra el “conocimiento del chofer” –nombre dado a partir de la experiencia de Planck– que describe un conocimiento superficial que permite aparentar un cierto saber que no fue adquirido por capacitación sino que resulta de la repetición de las ideas que otros han creado o estudiado.
Recientemente la descripción del “conocimiento del chofer” se ha consolidado y difundido a partir de estudios realizados con los choferes de taxis de New York. Estas investigaciones demostraron que los choferes que escuchan a sus pasajeros retienen sus opiniones por lo que al hablar con otros pasajeros simulan conocimientos de muchos temas que escucharon en sus viajes anteriores. De esta forma los choferes de taxi aparentan tener un “conocimiento auténtico” de muchas cosas cuando en verdad tocan de oído, repitiendo lo que han escuchado de sus pasajeros sin tener certeza de que lo que replican sea correcto o exacto.
De más está decir que en la actualidad –dada la vasta red de medios de comunicación, panelistas, influencers y comentaristas– es muy difícil distinguir a las personas que tienen un “conocimiento auténtico” de un “conocimiento del chofer”. En todas las áreas y ámbitos sociales cada vez es mayor la proliferación de personas que tocan de oído y hablan como si sus opiniones y conocimientos estuvieran sustentados en una capacitación profesional. La sobre actuación y la verborragia de los portadores del “conocimiento del chofer” les permite ocultar su falta de formación y aparentar una capacitación de la cual carecen.
El público que lo escucha –tampoco suele tener un conocimiento profundo de lo que explican– por lo que no está capacitado para verificar la autenticidad y validez de lo que dice el expositor. Esta parodia se convierte en una tragedia cuando –engañada por las apariencias– la gente contrata al “chofer” para resolver temas vinculados a la economía, la política o como arreglar una pérdida de agua de una tubería. Allí es cuando surgen los verdaderos problemas de no distinguir el “conocimiento auténtico” del “conocimiento del chofer”.
Hay que desconfiar de los que dicen saberlo todo y nunca dudan en pronunciarse sobre cualquier tema. Hay que saber distinguir a los que se han capacitado y corroborado su saber con aquellos embaucadores o charlatanes que representan un papel en los distintos escenarios de la vida afirmando que saben lo que en verdad desconocen.
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