Argentina necesita reformar el sistema tributario eliminando la mayoría de los impuestos existentes y estableciendo como la fuente principal de recaudación el impuesto a la renta social acumulada sobre la tierra urbana y rural.

REFORMA AL SISTEMA TRIBUTARIO. 

Un Estado federal, sustentable económicamente, impulsor del progreso y garante de una eficaz convergencia entre la economía privada y la economía pública requiere un sistema tributario que no sea un castigo para la producción y genere recursos genuinos para las políticas públicas. Necesita un sistema impositivo cuyo único fin no sea la recaudación sino que también pueda apalancar el crecimiento económico de la sociedad y la igualdad de oportunidades. Nada de lo que sucede en nuestro país.
Argentina tiene un sistema impositivo unitario, ineficaz, perverso, injusto y que perjudica a la producción y los ingresos de la gente que trabaja. Es un sistema que castiga a los contribuyentes con una elevadísima presión tributaria –una de las más altas del mundo– sin brindar los servicios públicos que la gente necesita para mejorar su calidad de vida. Es un sistema impositivo que distorsiona el sistema productivo, daña la actividad privada, afecta la competitividad, genera la especulación con la tierra, reduce los ingresos de los trabajadores, atenta contra la generación de un mercado abierto e impide abrir la economía nacional al mundo, entre otras consecuencias negativas.
El sistema impositivo nacional es absolutamente negativo porque grava esencialmente el consumo, la producción, la inversión, el comercio y el trabajo. Es un sistema tributario que en lugar de apalancar las fuerzas de la producción son una traba y un castigo para quienes quieren producir. Los impuestos nacionales, provinciales y municipales asfixian a los factores creadores de riqueza porque se apropian del 50% de los ingresos que le corresponden por su aporte a la generación de bienes y servicios.Ante esta situación, nuestro país necesita terminar con el nefasto sistema impositivo para ser reemplazado con otro régimen tributario que no sólo tenga como propósito recaudar recursos para solventar la economía estatal sino que impulse la producción, promueva la equidad y permita que todos puedan ser dueños del producto de su trabajo e inversión. Con ese propósito es necesario eliminar y reformar la gran mayoría de los 160 impuestos vigentes que se apropian de los ingresos que les corresponden a los consumidores, inversores, productores, exportadores, importadores, trabajadores y comerciantes. En reemplazo de esos impuestos perversos hay que sancionar como principal fuente de recaudación el impuesto a la renta social acumulada sobre las parcelas terrestres de todo el territorio nacional.  

BENEFICIOS DEL IMPUESTO A LA RENTA SOCIAL. 

La columna vertebral del sistema de ingresos públicos del Estado en todas las jurisdicciones del país debe sustentarse en la recolección pública de la renta social. Este gravamen debe aplicarse de manera uniforme y sin excepciones a todas las parcelas rurales y urbanas de la República Argentina a fin de recaudar un porcentaje de la renta social generada por la inversión pública, la economía privada y la demanda social de la tierra para habitar, vivir, trabajar, producir e invertir.
El impuesto a renta social permitirá solventar la mayoría de los gastos del Estado nacional, provincial y municipal en la medida que ese gasto público no exceda el 25% del PBI nacional, que por otra parte debe ser el límite que la economía pública debe fijarse para no incurrir en el déficit crónico y la inflación que ha caracterizado a nuestra historia económica.
El porcentaje recaudatorio del impuesto a la renta social permitirá eliminar gran cantidad de impuestos distorsivos y disminuir gradualmente las tazas de casi el 70% de los impuestos negativamente aplicados sobre la producción, el trabajo, la inversión y el consumo (IVA, Bienes Personales, Ganancias, cheque, retenciones, entre otros). Esa poda a la maraña impositiva vigente permitirá que las empresas, trabajadores, comerciantes, consumidores y el comercio exterior disponga de la casi totalidad de los ingresos que les corresponden por su aporte a una actividad económica productiva. 
Entre los beneficios más positivos que habrá de generar el impuesto a la renta social caben mencionar: 
• Tierra accesible para todos. Con el impuesto a la renta social el valor de la tierra en todo el territorio nacional será económicamente más accesible para la gente que quiera trabajar, invertir o tener una vivienda. La recolección pública de la renta social obligará que todas las parcelas se pongan al servicio de la producción y las necesidades sociales permitiendo que los trabajadores, inversores y carenciados puedan acceder a un espacio que el derecho de propiedad garantiza pero que la apropiación privada de la renta social impide desde el punto de vista económico. Al ingresar al mercado de tierras aproximadamente 3 millones de kilómetros cuadrados de tierra su precio bajará de manera significativa dejando de ser una barrera para tener una casa o emprender un trabajo.La reducción del valor o precio de la tierra incentivará de manera exponencial a la producción, el comercio, el trabajo y la inversión. Esto redundará en beneficio de toda la economía nacional y de cada uno de los argentinos haciendo que todos tengan la oportunidad de alquilar o ser dueño de un espacio para vivir y trabajar. 
• Recursos naturales más baratos. La recolección pública de la renta social permitirá que las empresas puedan acceder a los recursos naturales o materias primas a un menor precio a lo que actualmente deben pagar por la privatización de la renta social.
El impuesto a la renta social habrá de generar un doble efecto. Por un lado, reducirá de manera significativa la especulación que se realiza con la tierra para impulsar que crezca su valor y, por el otro, obligará a los titulares del espacio de todo el país a poner sus parcelas al servicio de la producción para pagar el monto impositivo permitiendo que el precio de los recursos naturales disminuya.
Las empresas, con el incentivo resultante de la reducción de los impuestos a la producción y con la posibilidad de acceder a los recursos de la tierra a un menor precio, aumentarán sus inversiones y su actividad productiva generando empleo y riqueza. 
• Igualdad social. El impuesto a la renta social permitirá, por un lado, fortalecer la democracia económica al facilitar que todos los argentinos sean dueños de la mayoría de los ingresos que les corresponden por su trabajo e inversión al reducirse gran parte de los impuestos vigentes.
El segundo efecto del impuesto a la renta social es que acabará con la especulación de la tierra permitiendo que económicamente sea accesible a millones de argentinos que están hacinados en las ciudades, viven miserablemente en villas o asentamientos, duermen en la calle o forman parte de los campesinos “sin tierra”.
El impuesto a la renta social terminará con las injusticias y desigualdades que genera la apropiación privada de la renta social generada por la sociedad. 
• Ingresos para el Estado. El impuesto a la renta social genera varios efectos sobre la economía pública. El primero es que promueve el federalismo porque cada jurisdicción será la administradora de los recursos que recaude por la renta social acumulada sobre su territorio. Por el otro, pondrá un límite a su gasto público provincial y municipal dado que tendrá que atenerse al grado de desarrollo existente en la jurisdicción. De esta forma, mientras más crecimiento económico y demanda de tierra exista en una jurisdicción mayores ingresos logrará el Estado con el impuesto a la renta social, lo que obliga a los gobiernos locales a impulsar el desarrollo regional.   

CARACTERISTICAS DEL IMPUESTO A LA RENTA SOCIAL. 

• El valor de la renta social acumulada sobre las parcelas del país está dado por el precio de mercado que tienen esas parcelas libres de mejora y que cualquiera puede conocer por medio de las inmobiliarias.

Si bien no existe un eficiente catastro nacional, provincial y municipal de nuestro territorio sobre el valor total de la renta social en todas las jurisdicciones urbanas y rurales, mediciones de los precios de mercado permiten tener un conocimiento aproximado del valor económico del total de las parcelas ubicadas a lo largo y ancho del país. 

• El porcentaje de la renta social que pagarán los contribuyentes titulares de las parcelas debe ser uniforme y semejante en todo el país, salvo que se decida desestimular el crecimiento urbano en grandes ciudades subiendo la tasa impositiva del impuesto. A la inversa, se puede optar por una tasa inferior si se quiere incentivar el crecimiento productivo o habitacional de una región. 
• El impuesto a la renta social recaudará solo un porcentaje del total de la renta social acumulada sobre las parcelas urbanas y rurales del territorio nacional. Ese porcentaje no debe ser menor al 2% ni mayor al 5% de la renta social anual (precio de la parcela según mercado). 
• El impuesto a la renta social no diferencia la tierra urbana de la rural, porque la renta social se acumula de manera uniforme sobre toda la superficie territorial. Tampoco tiene en cuenta quién es el titular de una parcela. Sus tenedores, sean propietarios de pleno derecho o usurpadores de tierras, tendrán la obligación de pagar el impuesto. Todos los titulares de hecho o de derecho de un espacio deberán pagar el impuesto a la renta social vivan en la villa 1-11-14, en Palermo o Pergamino. 
• El impuesto a la renta social se aplica sobre las parcelas de tierra sin tener en cuenta sus mejoras, accesorios o inversiones de capital. No contabiliza el valor económico que generan los alambrados, los molinos de agua, el trigo sembrado o los edificios de 50 pisos que se hayan construido sobre las parcelas urbanas. El impuesto a la renta social sólo tiene en cuenta el precio o renta social de las parcelas libres de mejoras.   

INFORMACION.
En la Sección Economía hay notas complementarias sobre la tierra y la renta social.
• Factores de Producción
• El mejor negocio de la Tierra es la tierra.
• Efectos negativos de la apropiación de la renta social