Ernesto Sandler
EMPRENDER Diciembre 2025

La comunicación correcta abre puertas mientras que la incorrecta las cierra


Una deficiente e inapropiada comunicación siempre produce un corto circuito en la comprensión y el entendimiento entre las personas.

La comunicación presencial, escrita, telefónica o por redes sociales es la forma que las personas utilizan para aprender, enseñar, trasmitir ideas, expresar sentimientos, elogiar, quejarse, comerciar o vincularse con los demás. Sin embargo, a pesar de la gran evolución ocurrida en el lenguaje y medios de comunicación la gente no siempre logra comunicarse de manera correcta, ya sea porque no entiende lo que le dicen o porque no sabe expresar sus ideas de manera certera. Esto genera malos entendidos, conflictos, desavenencias e imposibilidad de trabajar en equipo de manera eficiente.
La incorrecta comunicación es frecuente en las empresas por parte de sus directivos y personal. Esa mala comunicación afecta la operatividad y el funcionamiento empresarial porque se mal interpretan las directivas, entorpecen las negociaciones con los clientes, dificulta el consenso con los socios, genera conflictos con los empleados, impide hacer negocio o no permite ser claro en los objetivos buscados. Al tener una deficiente comunicación –por motivos diversos– no se difunden con precisión los proyectos empresariales, no se consiguen créditos bancarios, no se comprenden las demandas laborales, se generan resentimientos por palabras mal empleadas o no se puede convencer a un cliente sobre las bondades de un producto. Por esta razón, un emprendedor está obligado a prestar especial atención a las formas y contenidos que utiliza en su comunicación para vincularse con su entorno.
Una deficiente e inapropiada comunicación siempre produce un corto circuito en la comprensión y el entendimiento entre las personas. Estos cortos circuitos comunicativos suelen desencadenar inconvenientes de diferente naturaleza para la concreción de ciertos objetivos que se hubieran evitado de utilizarse expresiones ajustadas a una construcción gramatical y conceptual adecuada. Mientras una comunicación correcta permite motivar, estimular, contener, entender, aunar esfuerzos, consensuar, superar problemas y potenciar los negocios, ocurre todo lo contrario cuando la comunicación en la gestión empresarial es deficiente. 

UNA COMUNICACIÓN QUE COMUNIQUE

El uso correcto de las palabras y la apropiada construcción gramatical es esencial para ser comprendido cabalmente por el que escucha y no generar una comprensión errónea de las ideas expresadas. Utilizar un lenguaje desacertado en sus significados o emplear una incorrecta construcción de las oraciones induce a que el interlocutor pueda interpretar algo distinto a lo que se intenta trasmitir.
En muchos casos una fallida o errónea comunicación por parte del empresario suele ser un obstáculo para convencer a un cliente, motivar a los empleados, hacer un negocio o dirimir positivamente un conflicto. En no menos casos, una mala comunicación puede tener otras derivaciones negativas por ser interpretadas como expresiones discriminatorias, retos, quejas o insinuaciones sexuales.
Para evitar fallas en la comunicación es muy importante que el responsable de gestión se exprese de manera correcta, es decir, busque que lo expresado refleje lo que quiere decir y que al mismo tiempo sea entendido por su interlocutor. Con ese propósito debe utilizar palabras correctas que representen lo que quiere decir, emplear verbos apropiados en las oraciones y no darle un significado erróneo a una expresión gramatical. El responsable de un emprendimiento también debe evitar modismos, palabras en lunfardo o anglicismos que pueden dar lugar a que sus significados sean mal interpretados, no se comprendan o se genere rechazo entre los que escuchan.
En el caso específico de la comunicación dirigida a los jóvenes, el responsable de gestión –cuando es adulto– debe ser consciente que buena parte del vocabulario empleado puede resultar incomprensible para sus jóvenes empleados porque no es el que utilizan habitualmente. Las nuevas generaciones suelen desconocer muchas palabras empleadas por los adultos o atribuirle un significado distinto. Por lo tanto, al hablar o expresar una idea a la gente joven –sean empleados o clientes– es necesario que se verifique que lo expresado ha sido comprendido correctamente por sus interlocutores, sabiendo que una comunicación logra su cometido cuando el que escucha entiende lo que han querido expresarle.
Al comunicar una idea o trasmitir una directiva el responsable de gestión siempre debe tener en cuenta el público al cual se dirige porque pueden existir diferencias culturales, generacionales o sociales que impiden la acertada compresión de sus expresiones. Por esta razón, al comunicarse con sus colaboradores o clientes debe valorar a qué auditorio se dirige y adaptarse al mismo y no exigir que sus interlocutores se adapten a su lenguaje comunicacional. No puede ignorar que no son pocas las veces que se generan conflictos de interpretación o falta de comprensión porque el público tiene un marco ideológico o cultural por el cual ciertos conceptos no los entienden. 

TENER PRESENTE AL QUE ESCUCHA

Es sabido que toda comunicación implica mínimamente una relación entre dos: alguien que comunica y alguien que escucha. Esto significa que no solo es necesario expresarse correctamente sino que también es necesario que el que escucha comprenda acertadamente el mensaje que recibe. Hecho que no es fácil ni sencillo de lograr porque la capacidad de entender y decodificar las palabras de otros es una tarea bastante compleja y diferente según cada persona o grupo social.
Todas las personas suelen tener diversas barreras mentales, prejuicios o sensaciones emocionales que interfieren en el entendimiento y en la comprensión plena de lo que escuchan. Si bien se oyen a través del oído es la mente la que decodifica las palabras asignándole un significado y un sentido. El problema es que la mente no es imparcial ni neutral al decodificar las palabras que escucha. La mente está condicionada y modelada por la cultura, prejuicios, creencias, ideología, hábitos, sentimientos, emociones, estado anímico y experiencias. Son esos factores vivenciales y emocionales los que terminan condicionando el entendimiento y comprensión de las palabras que otro expresa.
La mente acciona como un decodificador de lo que los demás expresan. A través de un complejo proceso cerebral interpreta y asigna significados a las palabras de acuerdo a valores, conocimientos o sentimientos. A veces ese proceso mental allana o facilita la comprensión de lo que escucha, mientras que otras veces dificulta su entendimiento porque le da otro sentido o connotación a las palabras. Lejos de ser neutral, la mente actúa como un filtro y modelador de las expresiones que debe interpretar. Como filtro ignora lo que no entiende, rechaza lo que no le gusta oír y no retiene lo que no le interesa.
Un gestor de empresa debe tomar nota de esta compleja situación a fin de aminorar los efectos negativos que pueden generar los filtros mentales que condicionan la comprensión de sus palabras por parte de su auditorio. Una forma de hacerlo es hacer el esfuerzo de conocer las creencias de sus interlocutores, sus valores, la historia personal o sentimientos para que al momento de comunicarse sus expresiones no hieran sus sentimientos, sean rechazadas o no se las interprete correctamente. Conocer la ideología y sentimientos de su interlocutor ayuda a buscar formas de expresión y palabras que no generen resistencia, sean ignoradas o causen conflictos. 

EXPONER CON CLARIDAD

Para una mejor recepción y comprensión de lo que se quiere expresar es importante que las disertaciones no sean extensas en sus oraciones. Tampoco hay que emplear palabras inventadas, modismos o términos en otros idiomas. Por otra parte la locución oral o escrita debe ser ordenada, precisa y estar construida con oraciones gramaticalmente correctas. Tampoco es apropiado dar más relevancia a las ideas secundarias que a las principales porque corre el eje de lo que debe ser destacado. Finalmente no es correcto estar yendo y viniendo en el relato temporal de los acontecimientos narrados porque se pierde la ilación y se aumenta la confusión.
Con respecto a la comunicación escrita no es bueno excederse en los textos o ser extremadamente puntilloso en los relatos alargando innecesariamente la explicación de una idea. Las nuevas generaciones, con menor hábito de lectura, rechazan los textos largos pues los aburren o no logran entenderlos. Sin embargo, ser prudente en la extensión de los textos no significa que sea bueno el exceso de síntesis expresiva como existe en las redes sociales. La comunicación digital actual tiene una manera avara de comunicar ya que utiliza pocas palabras, deforma oraciones o usa interjecciones que muchas veces hacen inentendible los mensajes y lleva a erróneas interpretaciones.
Sin dejar de tener presente los cambios idiomáticos generados por el avance arrollador de la modernidad y como consecuencia de conectividad generada por las redes sociales un directivo debe hacer el esfuerzo para que sus expresiones no agreguen confusión al por sí complejo proceso de comunicación. Debe esforzarse en que sus palabras sean precisas, ordenadas, diáfanas y sujetas a las normas gramaticales que utiliza la mayoría social. Ese proceder lo ayudará a mejorar la comunicación con el entorno permitiendo que sus expresiones tengan mayor grado de comprensión por parte de las personas con las que interactúa en la gestión. 

El VALOR COMUNICACIONAL DE LOS GESTOS

Al hablar sobre la comunicación no se pude pasar por alto el efecto que tienen los gestos al momento de expresar una idea. En muchos casos la gestualidad aparece como un subtexto que dice muchas cosas que las palabras no expresan. En el caso de quien escucha, esos gestos pueden ser interpretados negativamente porque le representan una burla, un engaño, una queja, una descalificación o una obscenidad aunque no haya sido la intención del que habla. También los gestos pueden representar falta de pasión, desinterés o aburrimiento por lo que al hablar hay que tener presente esos gestos para que no opaque o contradiga lo que se está diciendo. Por lo tanto, al comunicar una idea no debe desestimar el mensaje de los gestos.
Los gestos suelen decir muchas cosas que las palabras o el silencio tratan de ocultar. Por esa razón son pocos los que están muy atentos a la gestualidad del interlocutor para conocer sus verdaderas intenciones. Leen el subtexto del mensaje que se está dando y de esa forma perciben la mentira, la manipulación, el autoritarismo, la insensibilidad o la falta de transparencia. 

CONCLUSION

Un emprendedor debe saber que la comunicación es fundamental para mejorar los vínculos entre las personas, difundir proyectos, vender un producto, hacer negocios y afianzar el liderazgo. La comunicación es un puente que permite lograr múltiples objetivos pero también puede ser el patíbulo de un emprendedor sino logra comunicarse perfectamente con el entorno. Por tal motivo, todo gestor de empresa debe prestar mucha atención a las formas de comunicación empleadas para evitar interferencias y errores que lo dañen e impidan lograr sus objetivos. Nadie puede darse el lujo de comunicarse de manera incorrecta si quiere lograr una meta y desarrollar un proyecto.

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